EXPERIENCIAS PARA COMPARTIR CON PERSONAS "JUBILOSAS" QUE AMAN LA VIDA Y LA BELLEZA.

jueves, 8 de abril de 2010

EL MAR Y EL AMOR .....


No sé por qué cuando estoy ante el mar pienso en el amor. Y cuando vivo el amor pienso en el mar.

Hay algo que los identifica en su naturaleza intrínseca, en su fuerza vital, en sus íntimos secretos de sus profundos abismos.

Y si no miren esas olas que se levantan imponentes, altivas, avasalladoras, que llegan recorriendo un largo camino donde el viento, en vez de destruirlas, les da mayor volumen, mayor impulso. Y van temerarias y sublimes arrasando todo a su paso…hasta llegar al fin de su destino.

Miren, sino, esos remolinos internos que se forman en el mar que depositan en la orilla todo lo que afeaba sus aguas: desperdicios, hojas, troncos….

Como el amor, cuando va guardando en lo más recóndito pequeños resentimientos, detalles que parecen insignificantes, amarguras sin gran magnitud….. hasta que llega algo como ráfaga de viento, que descorre el velo. Y el alma lanza un quejido, llora, se desahoga. Y van apareciendo remolinos de sentimientos que nos limpian el corazón.

Como en el mar, se hace del amor una roca para morir siempre allí.

Como en el mar, se hace un murmullo constante para poder cantar siempre.

Y como en el mar, se hace a veces una corriente para que el amor fluya de un alma a otra.

En el mar y en el amor a veces nos asomamos, y todo es turbio, impenetrable; y a veces todo es cristalino, limpio, se divisan cosas nuevas, distintas, ilusionantes….

En el amor como en el mar se encierran muchos misterios…..Las lágrimas de amor saben a mar y el mar en la boca sabe a lágrimas.

El mar no podemos abarcarlo por completo….. el amor tampoco.

Al mar cuando retrocede, no hay ley humana que lo haga regresar. Al amor, cuando muere no hay razón inteligente que lo haga renacer.

El mar cuando se crece, es inflexible….y nos sentimos pequeños, impotentes. El amor, cuando se desborda, es imperioso, y nos sentimos débiles, subyugados.

A veces el mar ruge. A veces el amor es un trueno.

A veces el mar es dúctil, blando, fresco. A veces el amor es tierno, acariciador, suavizante….


Fragmento de “El mar y el amor”.

Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla.

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