jueves, 26 de junio de 2014
martes, 24 de junio de 2014
DE DICE SE CUENTA......
Se cuenta que un buen día, un padre de familia rica, muy
acomodada, llevó a su hijo de viaje por una zona rural con el firme propósito
de que el joven valorara lo afortunado que era de poder gozar de tal posición y
se sintiera orgulloso de cuanto poseía y de los padres que le habían tocado.
Estuvieron fuera todo el fin de semana y se
alojaron en una granja donde vivía gente campesina muy humilde.
Al finalizar el
viaje y ya de regreso a casa, el padre le preguntó al hijo:-¿Qué te ha parecido
el viaje que hemos hecho?
-¡Muy bonito papá!
-¿Te diste cuenta de lo pobre que
puede llegar a ser la gente?
-¡Sí papá!
-¿Y qué aprendiste, hijo?
-Muchas cosas
papá: vi que nosotros tenemos un perro y que ellos tienen cuatro. Nosotros una
piscina pequeña en el jardín y ellos todo un arroyo sin fin. Nosotros tenemos
unas lámparas importadas en el patio y ellos tienen las estrellas. Nuestro
patio está cerrado con vallas y ellos tienen todo el horizonte. Ellos tienen
tiempo para hablar y convivir cada día en familia mientras que tú y mi mamá tenéis
que trabajar tanto que casi nunca os veo.
Al terminar el hijo el relato de lo
que había aprendido, el padre se quedó mudo.
Su hijo añadió:
-¡Gracias papá,
por enseñarme lo ricos que podemos llegar a ser!
Etiqueta: Cuentos.
jueves, 19 de junio de 2014
DÓNDE.......
¿Dónde habré dejado la alegría?.
¡Esto de ser desmemoriado!
Sé que la tuve alguna vez,
la sentí...embriagarme con su canto.
Sé y estoy seguro que así fue,
pero
dónde quedó,
"lo he olvidado"
Han sido tantas cosas extraviadas
entre hojas, poemas y cuadernos,
entre cielos, purgatorios,
entre infiernos;
en este caminar desordenado.
¿Dónde habré dejado la alegría?
La necesito
sólo un momento,
la quiero...
la quiero ahora que tú has vuelto.
¿Pero, qué te puedo dar
si no la encuentro?
Pablo Barattini.
Etiqueta: Poemas.
miércoles, 18 de junio de 2014
AMBICIÓN, CODICIA Y AVARICIA......
(Lienzo de Walter Firle. 1859- 1929)
“La ambición es un deseo poderoso de querer poseer o dominar. Si
la posesión que se ambiciona es de tipo material entonces se manifiesta en forma de codicia y avaricia. Es decir, que la
codicia y la avaricia son en realidad variantes de la ambición.
La ambición de poder y dominio sobre territorios y personas es
otra variante de la ambición. El ambicioso también suele ser envidioso, porque aspira a conseguir estar por encima de
todo y de todos y no permite que nadie le haga sombra.
El ambicioso nunca está conforme con lo que va adquiriendo y
siente un deseo insatisfecho de poseer cada vez más. Cree que al ir
consiguiendo los objetivos que se propone va a conseguir ser feliz. Sin embargo
una vez consigue lo que se propone no se conforma, sino que siempre quiere más.
Entonces busca un objetivo todavía más desmedido y difícil de conseguir.
¿Pero no
hay personas que ambicionan objetivos nobles, como la paz mundial o la
erradicación del hambre o la guerra? ¿Actúan incorrectamente?
Eso no son ambiciones, sino aspiraciones. La diferencia entre la
aspiración y la ambición en el sentido que aquí le estamos dando a la palabra
es que el ambicioso no se mueve por
ideales nobles sino egoístas, por eso no suele tener escrúpulos a la hora
de actuar. El ambicioso jamás se detiene en su afán de poseer y dominar, porque
nunca está satisfecho con lo que tiene. Es decir, que la ambición es insaciable
y desmedida. El ambicioso no respeta
ningún código ético ni moral. Tiene el concepto de que el fin justifica los
medios, y por tanto no respeta el libre albedrío. Por eso suele imponer su
criterio a los demás y no admite el fracaso. Se enfada muchísimo cuando sus
expectativas no se ven satisfechas y suele buscar formas más agresivas y dañinas
para tratar de conseguir su objetivo. Es decir, si no puede conseguir lo que
quiere por las buenas, entonces lo hace por las malas. Por eso pocas veces se satisface la ambición sin
perjuicio para los demás.
¿Cómo se
supera la ambición?
Tomando conciencia de que ese deseo poderoso de querer poseer o
dominar no lleva a la felicidad, sino que sólo genera turbación y desasosiego
en uno mismo y sufrimientos de todo tipo en los demás. La ambición desmedida es
una manifestación del egoísmo sumamente perniciosa. Las personas dominadas por la ambición desmedida son las que causan un
mayor daño y sufrimiento a la humanidad”
Etiqueta: Textos.
lunes, 2 de junio de 2014
QUE EL ÁRBOL SE DOBLA, PERO QUEDA ERGUIDO....
Si me ves cansada fuera del sendero
ya casi sin fuerzas para hacer
camino,
si me ves sintiendo que la vida es
dura
porque ya no puedo, porque ya no
sigo.
Ven a recordarme cómo es un comienzo
ven a desafiarme con tu desafío
muéveme en el alma, llévame al
impulso
llévame a mi misma.
Yo sabré entonces encender mi
lámpara
en el tiempo oscuro, entre el viento
frío
volveré a ser fuego desde brasas
quietas
que alumbre y reviva mi andar
peregrino.
Vuelve a susurrarme aquella consigna
del primer paso para un principio
muéstrame la garra que se necesita
para levantarse desde lo caído.
Si me ves cansada fuera del sendero
sin ver más espacios que el de los
abismos
trae a mi memoria que también hay
puentes
que también hay alas que no hemos
visto.
Que vamos armados de fe y de bravura
que seremos siempre lo que hemos
creído
que somos guerreros de la vida plena
y todo nos guía hacia nuestro sitio.
Y que un primer paso, y que un nuevo
empeño,
nos lleva a la forma de no ser
vencidos.
Que el árbol se dobla, se agita,
estremece,
deshoja y retoña, pero queda
erguido.
Que el único trecho que da el
adelante
es aquel que cubre nuestro pie
extendido.
Si me ves cansada fuera del sendero,
solitaria y triste, quebrada,
herida.
Siéntate a mi lado, tómame las
manos,
entra por mis ojos hasta mi
escondrijo.
Y dime . . . ¡SE PUEDE!,... e
insiste,
¡SE PUEDE!,
Hasta que yo entienda que puedo lo
mismo.
Que tu voz despierte, desde tu
certeza,
al que de cansancio se quedó
dormido.
Y, tal vez, si quieres, préstame tus
brazos,
para incorporarme, nueva y decidida.
Que la unión es triunfo
cuando hombro con hombro vamos,
¡sí, se puede!, con el mismo brío.
Si me ves cansada fuera del sendero,
lleva mi mirada hacia tu camino.
Hazme ver las huellas, que allá
están marcadas,
de un paso tras otro por donde has
venido.
Y vendrá contigo una madrugada,
la voz insistente para un nuevo
inicio.
Que abriré otro rumbo porque sí he
creído,
QUE SIEMPRE SE PUEDE...
¡se puede,mi amigo!
María Soledad Salazar Valenzuela
Etiqueta: Poemas.
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