Desde que era niño siempre tuvo un sueño,
se lo dio un barquito hecho de papel,
y fue desde entonces que quiso ser dueño
de un velero blanco y bogar en él,
no por los paisajes de un mundo lejano
cubierto por islas de hermoso coral
él solo soñaba sentarse en su barco
y por una brisa dejarse llevar.
Al pasar el tiempo se quedó en un sueño
como tantos sueños, su sueño de mar
nunca dijo nada, pues siempre temía
que si alguien sabía se fuera a burlar.
Hoy que ya está viejo, y nadie le ofrece
por sus pocas fuerzas un trozo de pan,
agarra la silla, esa que se mece,
y se va hasta el patio, buscando soñar,
en la vieja silla se siente en el barco,
cerrando los ojos escucha la mar
y hasta hay una brisa...
que baja a sus labios
olas muy pequeñas...
con sabor...
a sal...
Ramón de Almagro, Poeta argentino 2001
Hoy han caído en mis manos estos versos que ya hace tiempo leí y los recordaba. Siento una doble simpatía por ellos: porque es un anciano el protagonista y porque ese anciano no ha dejado de soñar....
Y es que un sueño es como una puertecilla escondida en los más íntimos y secretos espacios del alma por donde "se escapan" los escenarios para ensayar posibilidades..... Se escapa la imaginación con su poder mágico..... Se escapa la posibilidad de "aceptar y dar color" a lo que no se puede cambiar...... Se escapa el coraje para no rendirse jamás y transitar por caminos desconocidos....
Por eso me gustan estos versos, porque el anciano encontró su puertecilla y por ella se escapó......
Y es que un sueño es como una puertecilla escondida en los más íntimos y secretos espacios del alma por donde "se escapan" los escenarios para ensayar posibilidades..... Se escapa la imaginación con su poder mágico..... Se escapa la posibilidad de "aceptar y dar color" a lo que no se puede cambiar...... Se escapa el coraje para no rendirse jamás y transitar por caminos desconocidos....
Por eso me gustan estos versos, porque el anciano encontró su puertecilla y por ella se escapó......
5 comentarios:
Querida Edelia,
He sentido una pena profunda leyendo este post. Vinieron a mi memoria los versos de Walt Whitman, "¡O Captain! ¡My Captain!"
"Oh Capitán! ¡Mi capitán! Nuestro espantoso viaje ha concluido;/El barco ha enfrentado cada tormento,el premio que buscamos fue ganado;/ El puerto está cerca, las campanas oigo, toda la gente regocijada,...
O Captain! My Captain!
Te mando un gran abrazo, querida amiga
Me encanta la idea de encontrar una "puertecilla" por la que escaparse.
Creo que escaparse es necesario, es sano para la mente y el espíritu.
Besos
Edelia, amiga, gracias por compartir estos preciosos versos, tan sencillos, tan puros, tan llenos de nostalgia al final de una vida. Tus palabras son maravillosas también, ¿qué sería de los seres humanos si perdiéramos la capacidad de imaginar o de soñar...? Es nuestra puerta de escape, tu lúcida "puertecilla" abierta a la esperanza. Lo malo no es perder, lo malo es rendirse y dejar de luchar, ¡ánimo!
Las lágrimas saben a sal, ¡qué maravilloso final de poema!
Un abrazo y abrígate, que hace mucho frío incluso por tu tierra y puede hasta nevar.
Gracias a las tres por vuestra visita, sois un encanto.
Os voy a contar que yo, ¡qué alegría! he encontrado "mi puertecilla" y por ella me escapo de vez en cuando. Por ella llego sin dificultad a Chile, me pongo en contacto con Clarisa y vuelvo. También viajo a los bellos Valles Cántabros, saludo a Doña Eñe y regreso. Otras veces voy más cerquita, muy próxima a mi Valencia, abrazo a Inma y... ¡a casita!
Pero tengo buen cuidado de no cerrar "la puertecilla", seguro la necesitaré pronto...¿Qué sería de mi sin "mi puertecilla"?
Un abrazo, amigas, y no dejéis de soñar nunca....
Gracias Edelia por tu comentario
Me siento afortunada de conocerte, aunque sea a la distancia!
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