( Del libro: "Alba de olvido" )
Nada igual a esta dicha
de sentirme tan sola
en mitad de la tarde
y en mitad del trigal;
bajo el cielo de estío,
y en los brazos del viento,
soy una espiga más.
Nada tengo en el alma.
Ni una pena pequeña,
ni un recuerdo lejano
que me hiciera soñar...
Sólo tengo esta dicha
de estar sola en la tarde
¡con la tarde no más!
Un silencio muy largo
va cayendo en el trigo,
porque ya el sol se aleja
y ya el viento se va;
¡quién me diera por siempre
esta dicha indecible
de ser, sola y serena,
un milagro de paz!
Meira Delmar. Colombia 1921
1 comentario:
Quien haya estado en los campos de trigo conoce la emoción que relatan estos versos.
En verano son una oda a la fecundidad, un mar majestuoso de espuma dorada.
En primavera un vergel, una promesa, una inmensidad verde luminosa.
Pero sobre todo, los campos de trigo son aquello que Gabriela cantaba, una delicia, el juego de “ondular… ondular”
Gracias, querida Edelia por este regalo para los sentidos!
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