EXPERIENCIAS PARA COMPARTIR CON PERSONAS "JUBILOSAS" QUE AMAN LA VIDA Y LA BELLEZA.

jueves, 30 de junio de 2011

MAGNIFICO ERNEST HEMINGWAY.....


EL VIEJO Y EL MAR:

Ernest Hemingway escribió esta joya de la Literatura en 1951 y fue publicada en 1952.

Hacía tantos años que había leído este libro que me apeteció volver a leerlo. Confieso que siempre siento una especial sensibilidad por los niños y por los viejos. ¡Se parecen en tantas cosas! Los extremos se atraen, se juntan….



Qué placer he sentido acompañando a El Viejo en su titánica experiencia con el mar….

Una novela llena de ternura, lirismo y emoción. Aborda temas tan diversos como la superación personal, la dignidad, la constancia, la valentía o la lucha del hombre con la naturaleza.

Harto de no atrapar ningún ejemplar después de 84 días, se propone no regresar a tierra hasta que capture una pieza.



Va a hacerlo él solo, sin nadie a su lado, porque el niño que era su única compañía ha dejado de acompañarlo, sus padres dicen que El Viejo está acabado, que tiene mala racha…

No le importa ir solo porque “un hombre no se pierde nunca en el mar”. Sin embargo echa en falta la conversación que mantenía con el muchacho mientras le iba instruyendo en el arte de la pesca….

Ahora habla con el mar, con los peces voladores, con los vientos, con las estrellas….Y, sobre todo, habla con los peces: “no brinques, pez, no brinques”.

Por fin, en esta ocasión, la suerte vuelve a visitarle y captura un pez grande, muy grande, tan grande que es imposible introducirlo en su pequeña barca.



Magnífico Hemingway narrando la lucha de El Viejo y el pez grande. Páginas bellísimas que lees y relees porque con una sola lectura no te sacia: “Tengo que evitar que aumente su dolor, el mío no importa. Para un hombre el dolor no importa”.

“Me estás matando, pez, pero tienes derecho. Hermano, jamás he visto en mi vida cosa más grande, ni más hermosa, ni más tranquila, ni más noble que tú”.

El Viejo llega al límite. Se sentía desfallecer, estaba mareado y no veía bien. Mira con insistencia el agua que le queda en la botella, casi nada. La bebe a pequeños sorbos para hacerla durar.

Pero llegan los tiburones y pez grande está fuera de la barca, lo amarró a ella como pudo. Y El Viejo mantiene un diálogo con el tiburón que dura horas y horas. ¡Qué bien narra la lucha que mantiene para conservar su trofeo. Dice: “Un tiburón se acerca. Todo en él era hermoso menos sus mandíbulas”.

El Viejo se lamenta una y otra vez: “Esto era demasiado hermosos para que durara”.



El pez grande va desapareciendo bajo las dentelladas de un tiburón y otro y otro…”Cuando el tiburón ataca es como si me atacara a mí”.

Del pez grande sólo queda el esqueleto. Su sueño de llevarlo a puerto no se alcanza, pero gracias a su hazaña sus compañeros, todos los pescadores, muestran su admiración y respeto por El Viejo. Ya no saldrá nunca solo al mar, el muchacho quiere seguir a su lado, aún le queda mucho que aprender para ser buen pescador y sólo El Viejo se lo puede enseñar……




1 comentario:

Clarissa Rodriguez dijo...

Comparto tu opinión respecto a esta obra de Hemingway. Sin duda un maestro del relato. Las palabras precisas para mostrar la complejidad del alma humana. Bello!

Un abrazo, Edelia