Sé tú el constructor, crea, configura.
Sé la estampa de tu tiempo, el soporte de tu
momento, el sembrador de tu mundo.
Yo estaré más arriba, siempre junto a ti.
Porque las madres tienen una raíz tan larga que
siempre saben cómo llegar al hijo; tienen un tallo
tan fuerte que las espinan no lo secan.
Esa lucecita encendida para cada hijo
no se les apaga nunca.
Yo estaré arriba, como un espejo donde
siempre te estará mirando mi corazón.
Arriba, donde siempre me podrás encontrar en
una estrella.
Arriba, donde las nubes se abren para dejarme
pasar a sonreírte.
Es la ventaja que tienen las madres y que ni
Dios mismo ha osado discutir: las separa de los
hijos, pero no les quita el amor.
¡Sólo las mueve, y las pone más arriba!
Zenaida Bacardí de Argamasilla.
Cuando leo algo que ensalza a las madres me llega tan adentro, me satisface tantísimo que nunca me basta una sola lectura. Leo y releo, me parece que así lo hago mío, me parece que con la atención que dedico a su lectura es como un homenaje a mi madre, a la tuya, a la de todos....
¡Qué bella es la palabra MADRE!
5 comentarios:
Es un regalo de amor volver a leer estos versos.
La dulzura de mi madre, su sonrisa y sus palabras de cariño van llenando los días de su ausencia.
Nuestras madres son la inspiración para vivir también, nuestra propia maternidad.
Un abrazo, querida amiga
Tiita me ha encantado esta entrada,, divina.....
Gracias por vuestra visita, Clarissa y Mª José.
La palabra madre tiene una magia que sólo pronunciándola pone en acción un resorte y aparece ante tus ojos el rostro siempre querido de tu madre. Tú te recreas en ella y sin casi percibirlo tu boca sonríe.... ¡¡Oh,las madres!!
Gracias por estas hermosísimas palabras que perfuman el alma. Sólo se entiende el inmenso amor de una madre cuando se es madre también. Es el amor más puro, más desinteresado, más grande, pero el título de "madre" hay que ganárselo: esas mujeres que abandonan o maltratan a sus hijos no son madres; sólo Dios en su inmensa sabiduría sabe encontrar una explicación para perdonarlas, ese Dios, que, sintiéndose huérfano, quiso hacerse Hombre para saborear las caricias de una Madre.
La mía aún vive y creo que es la mujer más buena del mundo. Mi padre, que ya dejó este mundo, fue para mí el mejor también.
Un abrazo, amiga.
¡Qué suerte tienes,Doña Eñe,por contar todavía con la compañía de tu madre! Dios te la guarde muchos años más. La mía ya hace mucho tiempo que se fue. Ella partió, pero se quedó. Sus palabras, sus consejos, su ejemplo de vida, quedó conmigo. Eso me acompañará siempre, eso no lo olvidaré jamás.Esa fue la gran herencia que me legó.
Un abrazo, amiga.
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