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Cada año pone en tu faz una máscara.
Este, alegre; aquél, otro triste; el venidero, gesticulante y ridículo.
Cada año pone tu máscara, y se va ...
Pero tu yo impasible, sólo conocen los dioses, sabe que él no es la máscara; que él ni sonríe, ni llora, ni gesticula.
Tu yo, al verse en el espejo a través de las ventanas cada vez menos luminosas de los ojos, se dice a sí mismo: "He aquí el antifaz nuevo que me ha puesto la vida", ... Y sigue pensando en otra cosa.
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Muchas de tus máscaras han quedado por largo tiempo en las fotografías. Durarán más de lo que merecen. Pero ninguna ha sido en ningún momento la expresión exacta de tu yo.
Que esto te enseñe a buscar en los hombres la fisonomía interior, la fisonomía escondida.
Alguna vez podrás decir: "aquí hubo un ángel y yo no lo sabía".
“Plenitud”. Amado Nervo.
¡Cuántas máscaras del “yo” andan sueltas por la vida! Porque yo entiendo que las máscaras son otra cosa que esas expresiones que adoptan nuestros músculos, de la cara especialmente, con las que expresamos una gama de sentimientos o de estados de ánimo que los demás perciben y que no siempre se corresponde con nuestro yo interior.
¿Por qué sonreímos cuando en nuestro interior nada sonríe? ¿Por qué mostramos seriedad cuando en nuestro interior se siente ternura o alegría? ¿Por qué sorpresa si ese acontecimiento ya lo esperábamos?
Las máscaras la hemos creado desde la infancia para…. ¿Protegernos? ¿Para vencer nuestros miedos? ¿Para ocultar nuestra vulnerabilidad? ¿Para qué?
¡Cuidado con las máscaras! Pueden no protegernos y sí confundirnos. Pueden levantar muros entre nosotros y los demás. Pueden levantar murallas entre nosotros y nuestros propios sentimientos, entre lo que demostramos y nuestros deseos, entre mi máscara y mi propia vida. ¡Cuidado con las máscaras! ¡No confundas ni te confundas!
3 comentarios:
Tienes mucha razón Edelia, todos llevamos distintas máscaras.
Tengo entendido que,el origen de la palabra "persona" viene de "personare", es decir ‘resonar’ y tiene relación con la máscara que los actores usaban en el teatro. Esta máscara tenía un orificio a la altura de la boca y daba a la voz un sonido penetrante y vibrante: personare ‘resonar’(recordemos que no había micrófonos).
De algún modo, hoy en día usamos nuestras "máscaras" para hacernos oír. Para mi es un tema de honestidad y creo que lo más difícil es quitarlas para comenzar a conocernos a nosotros mismo. Reconocer nuestras emociones ayuda a entender las del "otro" y alcanzar la sana convivencia.
Gracias por abrir este tema
Un gran abrazo querida amiga
Gracias, Clarissa, por tu visita y por tus comentarios siempre sabios y acertados.
Un abrazo, amiga.
Buen tema que invita a la reflexión.
Hay diversos tipos de máscaras: algunas son de hipocresía, otras de respeto, muchas de miedo y la mayoría son copias del resto de las máscaras.
Pienso que si vivir sin máscara supone decir siempre lo que se piensa, correríamos el peligro de no poder convivir.
Los pensamientos no se pueden controlar, pero la educación, el respeto y el sentido común nos enseñan que debemos saber controlarnos a nosotros mismos.
Dicen que la cara es el espejo del alma y yo diría algo más: una sonrisa puede ser falsa, las palabras también, los gestos fingidos, el beso traidor, pero miremos a lo profundo de ese océano que son los ojos porque ellos nunca mienten, nunca, aunque estén maquillados, aunque lloren, aunque no puedan ver.
Lás máscaras no cubren los ojos, ¡mírame!
Su boca reía, pero su mirada estaba llena de tristeza...
Sus palabras eran alegres, pero sus ojos no podían sonreír.
Los ojos no saben mentir.
"Aquí hubo un ángel y yo no lo sabía". Sólo los niños muy pequeños son ángeles porque no piensan; los demás tenemos parte de ángel y parte de demonio y cada cual elige su máscara.
En cierto modo, todos somos actores en el gran teatro del mundo, como decía Calderón y, por
desgracia, la mayoría no puede elegir su papel. La muerte cae como el telón que oculta el
escenario a los espectadores.
Un abrazo, amiga, y buena semana.
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