El sufí Bayazid dice acerca de sí mismo:
De
joven yo era un revolucionario y mi oración consistía en decir a Dios: "Señor,
dame fuerzas par cambiar el mundo".
A medida que fui haciéndome adulto y caí en
la cuenta de que me había pasado media vida sin haber logrado cambiar a una
sola alma, transformé mi oración y comencé a decir:
"Señor, dame la
gracia de transformar a cuantos entran en contacto conmigo. Aunque sólo sea a
mi familia y a mis amigos. Con eso me doy por satisfecho".
Ahora, que soy un viejo y tengo los días
contados, he empezado a comprender lo tonto que yo he sido. Mi única oración es
la siguiente:
"Señor, dame la gracia de cambiarme a mí mismo".
Si yo hubiera orado de este modo desde el principio, no habría malgastado mi
vida.
Todo el mundo piensa en cambiar a la
humanidad. Casi nadie piensa en cambiarse a sí mismo.
Etiqueta: Historia.
2 comentarios:
Qué gran sabiduría. ¡Precioso el texto que compartes querida Edelia!
El Evangelio es personal y se sustenta en una relación de amor con Dios, en primera persona.
Jesús enseñó que el primer mandamiento es amor total a Dios y el segundo es amar al prójimo como a uno mismo.
El amor, el respeto, y el interés por los demás, pasa necesariamente por el amor, el respeto y el interés por uno mismo, bajo la misericordia de Dios.
Un abrazo, querida amiga
Siempre me voy de este lugar con los bolsillos llenos.
Un abrazo.
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