El distraído tropezó con ella.
El violento la utilizó como proyectil.
El emprendedor la usó para construir.
El campesino, cansado, la transformó en una silla y se sentó.
Para los niños, fue un juguete.
León Felipe la poetizó.
David mató con ella a Goliat.
Y Miguel Angel la transformó en la más bella de las esculturas.
( La diferencia no radica en la piedra sino en el hombre).
Fuente: “Historias que hacen bien”. Daniel Colombo, Argentina, 1961
1 comentario:
¡Precioso!
"La diferencia no radica en la piedra sino en el hombre"
La diferencia se encuentra en la mirada, en unas manos, en el corazón.
Gracias Edelia por lo que compartes
Un abrazo, mi querida amiga
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