La rosa temblorosa
se desprendió del tallo,
y la arrastró la brisa
sobre las aguas turbias del pantano.
Una onda fugitiva
le abrió su seno amargo
y estrechando a la rosa temblorosa
la deshizo en sus brazos.
Flotaron sobre el agua
las hojas como miembros mutilados
y confundidas con el lodo negro
negras, aún más que el lodo, se tornaron.
Pero en las noches puras y serenas
se sentía vagar en el espacio
un leve olor de rosa
sobre las aguas turbias del pantano.
Ricardo Jaime Freyre.
Poeta boliviano 1868-1933.
Imagen: Franz Dvorak.
2 comentarios:
El perfume de una rosa siempre perdura, ¡qué bonito!
Puede que este sea mi último comentario de momento, Edelia: desde el día 2 nuestro proveedor de Internet nos abandona. A ver si encontramos otro prontito.
Un abrazo y espero que sea ¡hasta la vista!
:)
Hermosos versos, Edelia!
La belleza de lo efímero!
El perfume de una rosa es tan especial y reconocible que aun en medio de un "pantano" se puede distinguir.
Un abrazo, querida amiga!
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