Espero impaciente.... Casi la veo.....Dentro de poco tiempo enseñaré (con permiso de sus padres) a mi muñequita Marina estos versos para que los recite. Y ella tan femenina, tan delicada, los adornará, los colmará de frescura, de encanto, si eso es posible en ellos.
Verano, agosto: declinaba el día,
pintado el cielo de vapores rojos,
y volvían, pisando los rastrojos,
dos niños-ella y él- a la alquería.
Ella callaba; el chiquitín decía:
-Yo era un soldado, y cuanto ven tus ojos,
no eran parvas de trigo, eran despojos
de una batalla en la que yo vencía.
-Pero, ¿y yo? -Deja, espera: ebrio de gloria,
yo volvía después de la victoria
y a tí, que eras la reina, te llamaba....
-No..., no...; la reina es poca cosa; yo era
-dijo la chiquitina- una enfermera;
¡y tú estabas herido...... y te curaba!
(Eduardo Marquina)
pintado el cielo de vapores rojos,
y volvían, pisando los rastrojos,
dos niños-ella y él- a la alquería.
Ella callaba; el chiquitín decía:
-Yo era un soldado, y cuanto ven tus ojos,
no eran parvas de trigo, eran despojos
de una batalla en la que yo vencía.
-Pero, ¿y yo? -Deja, espera: ebrio de gloria,
yo volvía después de la victoria
y a tí, que eras la reina, te llamaba....
-No..., no...; la reina es poca cosa; yo era
-dijo la chiquitina- una enfermera;
¡y tú estabas herido...... y te curaba!
(Eduardo Marquina)
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